Perderse por Salamanca.

¿Buscas un lugar en el que desconectar por unos días del ajetreo de la vida diaria? ¿Un lugar en el que recargar energías nutriendo tu cuerpo, tu mente y tu espíritu? ¿Un sitio en el que el tiempo transcurre más lento, y en el que puedes descansar en un ambiente impregnado de historia y cultura?  Sin duda, Salamanca es el lugar que buscas.

Salamanca es una ciudad de 149.000 habitantes en la rivera del río Tormes, al oeste de Castilla y León. Sede de la universidad más antigua de España, fundada en 1218, considerada durante siglos como una de las universidades más prestigiosas de Europa, que aún sigue en activo y continúa siendo un punto de referencia. Salamanca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988.

La ciudad tiene un papel destacado en la historia, como viene recogido en el blog salamancaturistica.com. Sus orígenes se remontan al primer milenio antes de Cristo. Los vacceos, un pueblo prerromano, ocuparon la cuenca del Duero entre las provincias de Zamora y Salamanca. Levantando la fortaleza salmantina entre las tres colinas pegadas al cerro de San Vicente, origen de la ciudad. Aníbal, el general cartaginés, asedió la ciudad en el año 220 antes de Cristo, durante su avance por Iberia en su lucha contra el imperio romano. Tras las guerras púnicas, cambia su asentamiento y Salmantica se convierte en una floreciente ciudad romana.

En la edad media fue conquistada por los árabes. En el año 939, el rey Ramiro II de León recupera la ciudad tras la victoria en la batalla de Simancas. En el siglo XI, Alfonso VI de León inicia la repoblación definitiva de la ciudad, con una amalgama de pobladores de distintos orígenes, entre los que destacan los serranos, un pueblo de guerreros-pastores. Desde entonces la ganadería ocupará un papel importante en la economía de la zona.

Sin duda, la edad moderna es el periodo de mayor esplendor de la ciudad. El florecimiento de su universidad la convirtió en un centro neurálgico del saber y del conocimiento que atrajo a personas de todo el mundo. En 1492, Antonio de Nebrija escribe la primera “Gramática del Castellano.” Ese mismo año Cristóbal Colón discute ante los hombres de ciencia la viabilidad de su viaje a las indias en el patio de la universidad. En el concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, los matemáticos de la universidad de Salamanca consiguen imponer el calendario gregoriano, el mismo que se utiliza en la actualidad, y los hombres de letras establecen las bases del derecho internacional moderno.

Salamanca tiene un patrimonio cultural riquísimo. Además del edificio de la universidad, cuenta con 2 catedrales, una levantada en el siglo XII, de estilo románico, y otra construida en el siglo XVII, de estilo gótico. El lugar donde se juntan las dos, el patio chico, es uno de los rincones con más encanto de la ciudad. La plaza mayor es de estilo barroco, a su costado está la Plaza del Corrillo, donde se encuentra la iglesia románica de San Martín. Destacan sus casas palaciegas, con fachadas decoradas con motivos asombrosos. Como la Casa de las Conchas, construida en el siglo XV, con 350 conchas de vieira esculpidas en piedra adornando las paredes. O la Casa de las Muertes, construida a principios del siglo XVI, llamada así por las calaveras que presidían la fachada central, y que a posteriori fueron sustituidas por bolas de piedra. La casa de Doña María La Brava es el prototipo de las casas nobiliarias construidas en el siglo XV y la Casa Lis es un palacete modernista adosado a la muralla con fachada de hierro.

Salamanca está muy presente en la literatura española. Es el escenario en el que se desarrolla La Celestina, aparece en el Lazarillo de Tormes y es nombrado por Cervantes en el Licenciado Vidriera, una de sus novelas ejemplares, y en varios capítulos del Quijote. En Salamanca, Fray Luis de León escribió la primera traducción de la biblia al castellano y Miguel de Unamuno pasó los últimos años de su vida como rector de la universidad al principio de la guerra civil.

Qué hacer en Salamanca.

Pero Salamanca no es una ciudad anclada en el pasado. Con dos universidades, la universidad de Salamanca (pública) y la universidad Pontificia (privada) por ella transitan 40.000 universitarios cada año, lo cual le dota de una intensa vida cultural. Puedes seguirla desde la web Salamanca.com

Visitar el patrimonio histórico de la ciudad nos llevaría varias semanas, pero aparte de ello tenemos espacios de ocio y esparcimiento. La ciudad presume de una animada vida nocturna durante todo el año, en áreas próximas a la Plaza Mayor, donde podemos tomar unas copas, escuchar buena música y bailar. Tenemos el Paseo de las Carmelitas, donde son muy populares sus terrazas; la zona de Bordadores, con un ambiente universitario y salas donde programan actuaciones en vivo, como “Music Factory” y la “Sala Camelot”; la calle Prior, con un aire más exclusivo, y las cercanías a la plaza de San Justo, donde está la discoteca “Potenkim”.

La provincia destaca por su rica gastronomía. Los productos de cerdo ibérico con denominación de origen Guijuelo, su jamón ibérico y su embutido, son de fama mundial. En Salamanca puedes degustar un sabroso cochinillo al horno, una “Chanfaina” hecha con menudillos de cordero, higadillos y arroz, un “Calderillo” de carne o un cocido Maragato. Tienes una gran variedad de restaurantes donde descubrir y disfrutar con la comida de la zona.

Cuenta con dos grandes fiestas populares: las fiestas de la virgen de la Vega, patrona de la ciudad, celebradas del 8 al 21 de septiembre, y el día del patrón, San Juan de Sahagún, el 12 de junio. En ellas se programan una gran variedad de pasacalles, verbenas, teatros, conciertos, juegos populares y eventos deportivos.

Otras citas de interés son el Festival de la luz, celebrado el segundo fin de semana de junio, en el que se proyectan por la noche espectáculos de luz y sonido sobre la fachada de edificios emblemáticos de la ciudad, como la Plaza Mayor, La Casa de las Conchas, la fachada de la catedral nueva o la de las Escuelas Mayores. Y el Festival de Teatro Familiar, en el que entre mayo y junio compañías de teatro amateur presentan sus espectáculos por los principales municipios de la provincia.

Relajarse en Salamanca.

La ciudad de Salamanca está dentro de una región natural conocida como “Campo de Salamanca”. Una amplia llanura caracterizada por bosques de encinas, robledales y vastas zonas de pastos por donde pacen sueltos piaras de cerdos y ganaderías de reses bravas. Un paisaje semi-salvaje ocupado por el hombre en un remanso de tranquilidad. En la voz del personal de Casa Imperial Salamanca, una casa rural de lujo ubicada a 12 minutos de la ciudad, se trata de un ambiente de paz y sosiego donde la naturaleza es la gran protagonista. Es lo que tiene esta ciudad, tan pronto estás visitando museos como te aíslas literalmente del mundo.

Los paseos por la dehesa salmantina invitan a la meditación, a contemplar sin prisas el deambular del sol por el horizonte, al recogimiento, a respirar el aire puro y a restarle importancia al tiempo.

Un lugar que permite centrarte en ti mismo, cuidarte y recargar energías. Puesto que no hay otro elemento que te distraiga. También por eso es un sitio indicado para realizar reuniones de trabajo, ya que el grupo puede concentrarse en sus objetivos, puesto que no hay ninguna interferencia externa.

Visitar Salamanca permite alternar el turismo cultural, el ocio en una pequeña ciudad, que nada tiene que ver con el bullicio de las grandes urbes, y tener momentos de recogimiento. Es uno de esos viajes que dejan huella. De esos que te planteas volver porque no has tenido suficiente.

 

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