Acudir al médico no suele ser plato de gusto. Paradójica e involuntariamente, asociamos al medicina al dolor, en lugar de a la curación. Sobre todo si se trata de consultas como la del odontólogo. Hacer una visita al dentista, suele conllevar niveles de estrés y temor insospechados que durante décadas, hizo que muchos pacientes evitarán por cualquier medio hacerse una mera revisión. Los tiempos han cambiado, afortunadamente y, el dentista, ya no es sinónimo de dolor ni malestar. Atrás quedan esos tirones para sacar la muela con los consiguientes dolores y excesivos sangrados. No obstante, como nos aseguran los profesionales de HQ Tenerife, odontólogos de vanguardia, siguen siendo muchos los pacientes que acuden a la consulta temerosos de sentir dolor.
Donde antes había cierta brutalidad y por supuesto dolor (los que ya tenemos una edad, podemos atestiguar que sacarse una muela o simplemente empastarla, podía ser una tortura si el odontólogo u odontóloga en cuestión no era cuidadoso), ahora encontramos delicadeza y sosiego. Aparte de la anestesia local pertinente en cada ocasión, los odontólogos disponen en su catálogo de fármacos de un tipo de sedación que cada vez es más utilizada: la sedación consciente. Precisamente sobre este tipo de anestesia o sedación, para minimizar el impacto de la consulta, vamos a tratar en este post. Aquellos que sientan miedo ante la idea de acudir al sacamuelas, dejarán de sufrir temores infundados, pues gracias a estos avances en anestesiología, es posible pasar por una consulta y sus consiguientes tratamientos, sin sentir el más mínimo dolor.
Una de las mejores cosas que ofrece la sedación consciente es sin duda la posibilidad de permanecer consciente durante todo el tratamiento pero en un estado de relajación que facilita la misión de odontólogo. El paciente se encuentra sereno y tranquilo, no siente dolor y por lo tanto, el dentista puede trabajar con mayor comodidad.
Si tenemos en cuenta que cualquier visita al dentista tiene la finalidad de proporcionar el mejor resultado a nivel tratamiento, lo más lógico es que se ofrezca al paciente la técnica más adecuada para disminuir ese temor o ansiedad ante el mismo y, por supuesto el dolor.
De qué va esto de la sedación consciente
Como y hemos comentado, la sedación consciente es un tipo de anestesia que induce al paciente a un estado de relajación sin perder la consciencia. En todo caso, debe ser realizada por un anestesista experto y hace posible, dentro del campo de la odontología que el dentista pueda trabajar de manera ágil y eficaz.
Dicho de otra manera, la sedación consciente, es la combinación de un fármaco que ayuda al paciente a relajarse (un sedante) con un fármaco que se ocupa de bloquear el dolor (un anestésico) durante el tiempo que dure el tratamiento dental en cuestión. En los casos en los que el odontólogo recurre a la sedación consciente del paciente, este permanece despierto durante toda la consulta, pero pierde la sensibilidad de la zona que se va a tratar. Este hecho, permite que el ambiente de la consulta sea más tranquilo y relajado para el profesional y el paciente.
La sedación consciente no induce el sueño del paciente. Aunque los fármacos utilizados pueden alterar la percepción del tiempo, no se llega a la pérdida de conocimiento, lo que permite que pueda existir comunicación entre dentista y paciente durante el tratamiento. Se trata por consiguiente, de un tipo de sedación muy bien valorado tanto por los profesionales como por los pacientes, pues permite además, una rápida recuperación para el paciente que, puede retomar su actividad poco después de recibir el tratamiento.
Para comprender en que consiste la sedación consciente, no está de más saber diferenciar entre los términos que hacen referencia a este tipo de anestesia. Encontramos entonces la sedación consciente o moderada, la sedación mínima o ansiolisis y la analgesia.
Si la primera de ellas consiste en la administración de una serie de fármacos que provocan una sensación semejante a la somnolencia, la segunda, consiste en una sedación menor. En este caso, el estado al que se induce al paciente se encamina a disminuir la intranquilidad del paciente. La analgesia, permite aliviar la sensación de dolor sin alterar el estado de consciencia, por lo que es necesario en muchas ocasiones, la combinación de ambos elementos.
Conviene señalar que a la hora de aplicar sedación consciente a los pacientes de una clínica odontológica, el centro debe cumplir con una serie de requisitos legales. Desde los propios especialistas hasta el local y los aparatos utilizados, deben cumplir con la ley que permite realizar la sedación consciente.
Tipos de sedación consciente y otras cosas de interés
La persona encargada de decidir el tipo de sedación que necesita el paciente, es el anestesista. Este profesional posee la capacidad para recomendar el método de sedación más adecuado para cada caso. Para hacerlo, debe tener en cuenta el tipo de intervención a realizar, los miedos y fobias del paciente y sus necesidades concretas. A la hora de llevar a cabo la sedación, existen dos métodos:
- Sedación consciente inhalatoria en la cual el anestesista suministra al paciente una mezcla de gases que hacen posible que el paciente tenga sensación de relajación y pérdida de la sensibilidad, evitando el dolor. Se trata de un tratamiento rápido muy utilizado en los pacientes que tienen pavos a las jeringuillas y está especialmente indicado en niños, personas con discapacidad cognitiva o adultos que padecen ansiedad.
- Sedación consciente intravenosa, en la que el anestesista, administra los fármacos a través de una sonda intravenosa siendo rápidamente asimilados por el organismo, induciendo en el paciente un estado de relajación. La dosis a administrar se decide en función del tratamiento y la recuperación se realiza en la clínica.
En cualquier caso, la sedación consciente, tiene una finalidad concreta: controlar el dolor y la ansiedad que padecen los pacientes que acuden a la clínica. Gracias a estas técnicas es posible recibir los tratamientos necesarios sin que afecten de manera negativa. Los pacientes que pueden recibir la sedación pueden ser adultos y niños que sufren de ansiedad o padezcan miedo o fobia al dentista. También es posible utilizar la sedación consciente en pacientes que sufran alguna patología asociada como una discapacidad psíquica, agarrotamiento muscular, temblores, etc. Por supuesto, la sedación consciente se administras a los pacientes que van a pasar por un tratamiento de implantología dental o aquellos que requieran de que el paciente colabore activamente durante un tratamiento prolongado.
Algunas pautas postoperatorias sobre la recuperación de la sedación muestran la seguridad que ofrece este tipo método. Dado que se trata de un proceso contrastadamente seguro y efectivo, la recuperación suele ser bastante rápida. No obstante, como sucede con cualquier otro tipo de sedación, es necesario seguir una serie de pautas y recomendaciones posteriores, con la finalidad de evitar problemas o que surja alguna reacción inesperada.
Para el proceso de recuperación, es necesario contar con la supervisión dentro de la clínica odontológica, donde los profesionales, observaran la evolución progresiva del estado del paciente hasta que pasen todos los efectos sedantes. Una vez desaparezcan, el paciente podrá regresar a su casa, siempre acompañado de una persona adulta. Con la sedación consciente, no ocurre lo mismo que con otro tipo de sedantes, puesto que la recuperación es tan rápida y segura que permite al paciente que ha pasado por ella, volver a realizar sus actividades cotidianas una vez pasados los efectos. Lo que sí se recomienda encarecidamente es evitar la conducción, trabajar con maquinaria, consumir alcohol o tomar decisiones de índole legar en las veinticuatro horas siguientes.
En consecuencia, la mayoría de los pacientes que han probado la sedación consciente, hacen una valoración positiva de la experiencia en la clínica odontológica. Evitar las tensiones, el estrés previo y el miedo a sufrir dolor, es posible gracias a este tipo de sedación. En conclusión, se trata de una solución perfecta para todos aquellos que sienten miedo al dentista o simplemente, no quieren sentir dolor. La rapidez del proceso y el hecho de no darse apenas cuenta de lo que está sucediendo debido al estado de placidez, es otro de los aspectos más valorados.
Al mismo tiempo, cabe destacar que, el paciente estará en continua supervisión durante la intervención y la recuperación posterior, a la vez que se le suministran medicamentos que evitarán la inflamación y los dolores posteriores a la intervención.
Atrás quedan los molestos tratamientos odontológicos que terminaban con un importante dolor en la boca y molestias durante días. Gracias a la sedación consciente, el miedo al dentista es historia. Entre sus muchos beneficios encontramos el bienestar del paciente que no sufre ningún estrés ante la intervención, con lo que el dentista también se beneficia y puede realizar su trabajo con mayor tranquilidad, rapidez y eficacia.
Ya lo sabes, ahora si tienes que acudir al dentista para realizarte algún tratamiento que te inquieta, consulta con la clínica sobre la posibilidad de recibir una sedación consciente durante el tratamiento. Aunque lo más probable es que sea el propio profesional quien te recomiende su aplicación para tu mayor tranquilidad y, por qué no, de la suya.