Los días son más largos, los primeros rayos de sol empiezan a tostar nuestra piel, hemos tenido que quitar ya mantas (o incluso edredones, en función de dónde vivamos) de la cama, los abrigos gordos han dejado paso a las rebecas y muchos ya tenemos una fecha marcada en rojo en nuestro calendario para dedicarlo única y exclusivamente a una ardua tarea: cambiar el armario de la temporada de invierno por la de verano. Y es que sí, la época estival está cada vez más cerca. Lo notamos físicamente y pronto nuestra mente también estará sumergida entre itinerarios de viajes, anuncios de alojamientos a pie de playa como consecuencia de no haber borrado las cookies de nuestros navegadores y las maletas descansarán en alguna esquina de nuestra casa con el objetivo de ser llenada en breve.
Por ello, y una vez levantado el estado de alarma (y con él las restricciones que impedían la movilidad en la gran mayoría de las comunidades autónomas de España), toca pensar las vacaciones mientras todavía sean baratas y queden plazas libres en los diferentes hoteles, apartamentos, vuelos o trenes en los que queramos viajar. Pero, aunque sea lo de cada año… la realidad es que nuestros bolsillos no son tan boyantes como los de años atrás, nuestras ganas de ir a lugares masificados han disminuido notablemente y la seguridad de que el sitio al que vayamos esté limpio y cuidado se tornan más importantes que nunca.
Dadas las características del momento actual, muchos optarán por el alquiler de pisos turísticos en los destinos a los que quieran viajar. Y de eso hemos venido hablar, porque todos somos conscientes de la seguridad que proporciona un hotel, pero en temporada alta los precios suelen ser elevados, obliga a realizar numerosas comidas en restaurantes elevando así el precio de las vacaciones y muchos españoles no pueden permitirse esos lujos actualmente. Es por ello por lo que muchas empresas como por ejemplo Romer Playa están optando por ofrecer numerosos apartamentos con descuentos y ofertas en cualquier punto de España. Y como sabemos que no todo es el alojamiento, el beneficio más claro de este tipo de estancias se encuentra en la cocina: al disponer de una, facilita y abarata los costes al poder optar siempre que queramos a comer en casa y decidir dónde y cuándo permitirnos una buena comida en el restaurante de nuestra elección.
En cuanto al transporte, tenemos múltiples opciones en función de nuestros gustos. El avión, por ejemplo, es la forma más rápida de viajar (y en ocasiones casi la única opción) y si compramos los billetes con antelación puede resultarnos realmente barato. Sin embargo, también es cierto que en tiempos de pandemia no todo el mundo quiere viajar en un avión repleto de gente y sin distancia de seguridad entre los pasajeros. En este sentido, surge la alternativa del tren, ya que muchas compañías ya han anunciado que respetan la seguridad de sus viajeros y, por tanto, separa a las diferentes unidades familiares en diferentes asientos. Pero no nos podemos olvidar de nuestro propio vehículo, si nuestro lugar de residencia y el lugar al que queremos viajar permite este tipo de desplazamiento: el coste del viaje se abarata cuantas más personas viajen (los gastos de gasolina o peajes son los mismos si viajan un solo ocupante que tres o cinco) y no tienes contacto con gente desconocida.
Las pruebas PCR y de antígenos, nuestros aliados estas vacaciones
Si queremos viajar a casa de familiares y amigos y tenemos miedo de poder contagiarles el coronavirus, la mejor opción es realizarnos una prueba poco antes de emprender el viaje para ir seguros y tranquilos. La más fiable es la prueba PCR, ya que tiene un 99% de fiabilidad, aunque tiene dos aspectos que pueden afectar a nuestro viaje: son más caras y hay que esperar entre 24 y 48 horas para saber el resultado. En cuanto a las pruebas de antígenos, estas son más baratas que las PCR y el resultado está disponible en apenas 15 minutos, aunque no es tan fiable como la prueba anterior y en ocasiones da resultados falsos.
Muchos destinos, incluso en España, ya optan por este sistema y obligan a los turistas a presentar esta prueba con resultado negativo al llegar al destino, realizada con un máximo de 72 horas de antelación. En este caso, lo mejor es revisar antes de viajar qué restricciones y pruebas están vigentes en el destino de nuestro viaje.