Resulta lógico pensar que la limpieza y la higiene es un factor que solo aporta beneficios a nuestra vida diaria. Se trata de algo que juega un papel fundamental a la hora de prevenir posibles accidentes en el trabajo o en casa, que nos permite obtener una mejor organización a todos los niveles y que hace posible, además de todo eso, que podamos prevenir problemas de salud como el coronavirus, del que tenemos experiencias recientes. De hecho, la higiene y la limpieza han sido dos de las claves para intentar mantener alejado al virus de nuestro entorno desde su aparición hace ya un año y medio.
Desde la irrupción de la pandemia, ha crecido a todos los niveles la apuesta de particulares y empresas por la limpieza, el orden y la higiene. Y no es para menos. Desde Servinet del Vallés nos han comentado que se ha disparado la demanda de este tipo de servicios especialmente en empresas pero también en comunidades de propietarios. Y es que una vida cómoda y segura en el hogar es una de las cuestiones que podríamos considerar como pilares de nuestra vida. Sin limpieza, orden e higiene, desde luego, tendríamos muy complicado conseguir cierta calidad de vida.
No nos extraña en absoluto que, con estas impresiones, las empresas de limpieza estén viviendo un gran momento a pesar de que la situación económica de nuestro país no sea la mejor. Han sido negocios a los que el coronavirus les ha dado una mayor relevancia social y una mayor visibilidad. Y es justo decir que han cumplido con todas y cada una de las expectativas que había depositadas sobre ellos. Por eso, sus números son mejores que los que tenían hace dos años. Se lo han ganado a pulso, qué duda cabe.
Es cierto que, ya antes de la pandemia, el sector de la limpieza venía viviendo un crecimiento que alimentaba las esperanzas puestas en el futuro. Según una noticia publicada en la página web de la agencia de noticias Europa Press, en el año 2018 el sector facturó 10.425 millones de euros en España, lo que implicaba un crecimiento del 2’9% en función de los datos que se venían manejando desde el año anterior. Y todavía no había coronavirus. La verdad es que, con independencia de lo que ha venido ocurriendo desde marzo del año pasado, la limpieza ya era algo que los españoles catalogan como importante para su día a día.
En el año 2019, además, siguió creciendo la importancia de esta actividad como reflejan los datos de facturación que recogió el portal web Interempresas y que ponían en evidencia que se había incrementado en un 2% los ingresos del sector. Se trataba de una noticia importante y que es evidente que potenciaba todo lo que os hemos venido comentando hasta ahora. Somos plenamente conscientes de que, a mayor limpieza y orden, más opciones de vivir como realmente queremos. Esta afirmación, que parece tan simple, nunca ha sido tan evidente en otras épocas de nuestra historia.
Una limpieza que trasciende de nuestro hogar o lugar de trabajo
Mantener un entorno limpio y cuidado es algo que habla bien de nosotros y nosotras. No cabe ninguna duda de que, en caso de que recibamos visita, se genera una imagen muy positiva del trato que le damos a las cosas y la pulcritud con la que trabajamos o pasamos nuestro tiempo libre. Y eso es importante, porque esa pulcritud normalmente trasciende a nuestra imagen personal, que es uno de los valores más importantes para todo el mundo en los momentos en los que nos encontramos y teniendo en cuenta, sobre todo, la sociedad digitalizada y de imagen en la que vivimos.
Está claro que, para conseguir esa buena imagen de la que hablamos, es necesario que tengamos en cuenta que debemos trabajar otro tipo de asuntos (debemos ser amables, solidarios y tener don de gentes, por ejemplo, para disponer de una buena imagen) pero está claro que hay pocas cosas, por no decir ninguna, que tengan una importancia más grande que la que lleva asociada el hecho de no andarnos con chiquitas en lo que a limpieza se refiere.
Merece la pena que en nuestra vida tengamos orden, limpieza, higiene y todos los valores que podamos asociar a este tipo de cuestiones. Es básico que así sea, porque no cabe duda de que todo eso nos termina configurando como personas y nos hace más eficaces, más eficientes y más felices. Nunca podemos olvidar o perder de vista la relevancia social que tiene (al margen del coronavirus) el cuidado de las cosas y de los entornos, la necesidad de mantenerlos a salvo de la suciedad, del desorden. La inversión de tiempo y de dinero que ello requiere es mínima en comparación con los beneficios que produce. Y tenemos que sacar rédito de eso.